La ocupación de la Península Ibérica por parte de los musulmanes se limitó a los territorios situados al sur del Tajo. En el valle del Duero se establecieron algunas guarniciones bereberes que desaparecieron a mediados del siglo VIII. De esta forma, el valle del Duero quedó como una tierra de nadie, entre Al-Andalus al sur, y el reino astur al norte. Apenas quedó población en este territorio.
La montaña palentina se repobló de forma espontánea durante el siglo IX, en forma de núcleos familiares que se apropiaban directamente de las tierras baldías y se dedicaban al cultivo de cereales, huertos y a la actividad ganadera. Parece ser que el conde Nuño Núñez, pobló ya en el año 824 Brañosera.
La mayor parte del territorio de Palencia fue repoblada durante el reinado de Alfonso III (fotografía de la izquierda), en el último tercio del siglo IX. Este tipo de repoblación ya suele ser oficial y se hace por el rey en persona o por delegados reales. Primero se repobló Saldaña, más tarde Tierra de Campos y el Cerrato, en especial el triángulo formado por Carrión, Cisneros y Astudillo. A finales del siglo IX, se repoblaron Dueñas y Monzón.
El proceso de repoblación continuó durante los siglos X y XI.
La sociedad surgida del repoblamiento era básicamente rural, organizada en pequeñas aldeas con fuertes lazos de solidaridad interna, en la que tuvieron gran importancia los pequeños propietarios libres. Por otra parte la nobleza, (condes de Saldaña, Carrión y Monzón) se fortalece y también las instituciones eclesiásticas (monasterios de S. Félix, en Cisneros; de S. Isidro, cerca de Dueñas y Santa María de Mave, en el norte de la provincia).
La colonización fue obra de castellanos y leoneses. En un principio el río Pisuerga fue frontera ente el reino de León y el incipiente condado de Castilla. A partir del siglo IX Castilla y León se disputaron la zona de tierra de Campos situada al oeste del Pisuerga. Allí tuvo lugar la batalla de Tamarón en el año 1037, el la que murió el último rey leonés y Fernando, el vencedor, se proclamó rey de Castilla y León. A mediados del siglo XII los reinos se separaron y volvieron a surgir las disputas. Con la unificación en 1230 de los reinos de Castilla y León concluyeron las disputas (al menos, temporalmente, jejeje).
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