sábado, 6 de noviembre de 2010

Preguntas al supremo. Dedicatoria de un paciente.

Ya puedo presumir con orgullo del primer poema que un paciente me dedica.

Para la doctora *** con la alegría de asomarme a un nuevo cumpleaños.

Dios mío, ¿quién todavía soy entre todos los que he sido?

¿Quién seré cuando yo mismo no logre recordarme?

¿Dónde habré dejado la confianza que vestía?

¿Acaso alguien decidió esconder mi desparpajo?

¿Quién le ha puesto andaduras a mi cinismo?

¿Cómo magrear ahora sólo con la vista

la turgencia de las tetas de esas colegialas

o las nalgas retadoras de la mujer ajena?

¿Quién carajo recortó por temor a la diabetes

mis uñas de la gula?

¿Por qué cegaron el camino que me llevaba derechito al bareto de Baco?

¿A santo de qué estrecharon mis arterias?

¿Cómo entretejer mi fantasía

si me niegan el humo de un habano?

Dios mío, ¿por qué si mi tiempo es limitado

se atrevieron a pegar en mi pierna esta cojera?

¿En nombre de cuál lucidez recetaron estas pastillas

que nublan la esbeltez de mi locura?

¿Qué ley absurda quiere privarme

de mi derecho a pernada con la noche?

¿Me pasan cuenta porque digo que los cuentos de Miller en París

son una paja triste y a dos dedos

comparadas con las singuetas cantarinas de La Habana?

¿Cuál es el por cuánto que me priva

beberme el pecado y perdición

de las madrugadas nones de todo el universo?

¿Cuál es la moral que intenta obligarme a renegar

de las cervezas y fulgores que le robé al listo de Bukowski?

¿Alguien quiere dar la cara y explicarme

en nombre de cuáles de mis deudas

se emperran en embargar los cascabeles

que antaño tintineaban en la cabeza de mi pinga?

¿Nadie se da cuenta de que si quiere estar a salvo de sus miasmas

un hombre que se acerca a los sesenta

tiene que llevar por amuleto sus historias más canallas?

Dios mío, ¿por qué, si dicen que vamos a la nada,

los hombres a punto de partir

malgastamos tiempo con estos pendejos inventarios?

¿Por qué, Señor, eres y somos tan cobardes

que no podemos mirarnos frente a frente?

Si tuyo es el reino, el poder y la gloria

¿Por qué dejas que nos caguen los sagrados días que nos diste de regalo?

¿Por qué hay tantos hijos de puta pastando libremente por tus prados?

Emilio Ramón Surí Quesada

1 comentario:

Gracias por tu mensaje. Siempre me hace ilusión saber que alguna persona, en algún lugar, se siente interesada por algo de lo que aquí escribo.