Hay dos cosas que me enervan y cabrean: la impuntualidad y los 'malqueda', que viene a ser una expresión que engloba a todos aquellos individuos que prometen ir a visitarte, o llamarte para tomar algo, o pasar a recogerte en media hora... y sin embargo ni te visitan, ni te llaman, ni te recogen a tiempo (normalmente tres horas más tarde, cuando se te han quitado las ganas de salir). Te organizas el tiempo y las tareas contando con esa persona que te ha hecho el ofrecimiento, y al cabo de la tarde te das cuenta de que se te han pasado las horas esperando y sin respuesta, y justo en ese momento de mayor 'malahostia' es cuando te llaman ("oye, que me quedé dormido, llego en media hora").
Es probable que en el mundo en el que nos movemos ser puntual o 'bienqueda' (es decir formal, decente, respetuoso con el tiempo de los demás...), sea una virtud inútil, o no sea virtud en absoluto, pero para mi sigue siendo algo importante. Me parece un gesto de mínima preocupación hacia la otra parte que espera y que, en su inocencia, se ha creído que iban a llamarle/visitarle/recogerle en un tiempo prudencial.
Por mi parte, prefiero al que no te invita a nada, pero que al menos llega puntual.
bueno vecina alcalaina..encantado de descubrirte
ResponderEliminarYo soy de los puntuales, incluso estoy de diez minutos o un cuarto de hora antes. Realmente da mucha rabia cuando no aparece quien esperabas a una hora determinada.
ResponderEliminarAbrazo