jueves, 22 de enero de 2009

El examen MIR

Ya queda poco, apenas dos días.

El sábado me enfrento al momento que todo estudiante de medicina está temiendo desde que ingresa en la facultad: el odioso examen MIR.

Un día como hoy, en el que ya no cabe más información en la cabeza, y en el que cualquier intento por estudiar y repasar es inútil ante tan poco tiempo, y tanta cantidad de información... sólo resta sentarse ante un blog y escupir cuantas tonterías pasen por la cabeza, a modo de catarsis.

No sé si existe alguien en este planeta que le vea sentido a este examen. Para empezar, te tienen cinco horas contestando preguntas, cinco horas, se dice pronto. Deben pensarse que nuestro culo y nuestras vejigas son a prueba de bombas. Luego llega a urgencias gente con dolor lumbar y cistitis, claro. Es más, yo creo que el verdadero examen es ése, aguantar ahí sentado estoicamente. Dicen que te dejan ir al servicio, aunque yo no sé si alguien en la historia del examen MIR se atrevió a levantarse para ir; me he planteado ir en dodotis al examen, comerme medio kilo de aceitunas rellenas de anchoa, comerme un puñado de sal, mearme encima... pero todavía no me decanto por ninguna opción.

Luego están las propias preguntas, que son incontestables. Te tiras seis años (ocho en mi caso) estudiando una carrera, y llegas al primer simulacro y no sabes contestar ni una sola pregunta de 260, o si aciertas, es más por tu propia intuición que por lo que pudieras recordar de las clases de la facultad. Da igual que en todos los hospitales de España te hagan una radiografía si te tuerces un pie, en el examen MIR hay que contestar lo que dice un manual destinado exclusivamente a ese examen, y si el manual dice que tienes que hacer una resonancia, pues esa es la correcta.

También es fundamental conocerse las traslocaciones cromosómicas de las leucemias y linfomas, porque un médico que no sabe que el cromosoma Philadelphia es la translocación 9:22 ya no es nadie en este mundo. Menos mal que yo me invento reglas estúpidas para que no se me olviden este tipo de datos, como por ejemplo que el queso Philadelphia se toma para desayunar y para cenar, a las 9 y a las 22 horas.

El examen MIR también tiene efectos secundarios. Yo ya tengo el culo cuadrado y los hombros contracturados, por no decir que estoy casi al borde de la esquizofrenia paranoide. Y eso que no aspiro a una nota muy alta; no quiero imaginar cómo estarán los que quieren sacar la mayor nota posible.

En fin, aprovecho este mensaje, para mandar ánimo a todos los que estén como yo no sin antes avisarles de que se ha cambiado la fecha del examen MIR al lunes 26 de Enero.

Que no, que es broma.

Suerte a todos.

Pero para mí más.

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