lunes, 9 de febrero de 2009

El juego del ángel

En esta novela, Carlos Ruíz Zafón vuelve a transportarnos a la Barcelona de los años veinte, con su particular estilo literario. De nuevo se suceden las bellas descripciones que enmarcan un paisaje gótico y siniestro, a la vez que romántico y decadente.

El juego del ángel tiene como protagonista a David Martín, un joven escritor enamorado de una mujer a la que no puede tener, y envuelto en una oscura trama que oscila en torno a la figura de un misterioso editor, Andreas Corelli, quien encarga al protagonista la redacción de una novela religiosa bajo ciertas macabras condiciones.

En la historia no faltan personajes entrañables, como Isabella, una adolescente con un carácter de armas tomar, que se empeña a toda costa en ser la amiga y el apoyo de David durante sus aventuras. Tampoco faltan los asesinatos, que se van sucediendo y van enganchándonos a la intriga.

La novela no traiciona al estilo de Zafón; sin embargo quizás sea esa su pega, que nos recuerda demasiado al estilo del anterior libro, La sombra del viento. En mi opinión, hace abuso de las descripciones, sobre todo oníricas; cada dos por tres se nos narra algún sueño que no aporta mucho a la trama y termina por aburrir. Aunque me gusta su lenguaje, elaborado pero no excesivamente cargado o retórico, hubiera preferido la concreción en algunos de los pasajes.

También me decepcionó el final, un tanto extraño e irreal. No es malo, incluso puede resultar tierno y sorprendente, pero a mi personalmente no me suelen gustar las historias en las que se mezclan cosas que podrían ser reales con otras que no. Pero esto depende de gustos, claro está.

Para los que hayan leído el libro...

¿Qué opináis del personaje de Andreas Corelli? La primera impresión que imagino tendrá todo el mundo es que se trata del mismísimo Lucifer, que engatusa y enloquece al protagonista pero... ¿hay alguna otra interpretación? Me gustaría conocer vuestras opiniones al respecto.

Me hubiese gustado leer otro final para el libro, en el que David termina casado con su fiel compañera Isabella, que a fin de cuentas fue la auténtica mujer que hubo en su vida, a su lado ayudándole en los problemas, y lejos del personaje de Cristina, que se me antoja un espejismo del que apenas se nos revela nada en la historia, un ser sin personalidad que termina en brazos del que más dinero tiene.

No me termina de convencer que Isabella acabara felizmente casada con Sempere junior, estoy convencida de que en realidad amaba a David Martín. No creo que sólo por amistad se hubiese implicado tanto con él, aunque Zafón hace bien en soñar en amistades de ese tipo, tan desinteresadas, y de nuevo irreales.

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