La novela resulta de lectura sencilla y sin complicaciones, con todos los ingredientes que se pueden esperar de las novelas de misterio: personajes enigmáticos, asesinatos, una casa encantada y un detective solitario con mentor excéntrico incluído.
Cuando leí esta novela, lo primero que me vino a la mente es que me recordaba lejanamente, y de una forma paralela, a la Barcelona de Carlos Ruíz Zafón. Dos grandes ciudades españolas en similares épocas, un ambiente siniestro envuelto en nieblas, enigmas en torno a casas encantadas... Pero de ser cierta mi impresión, el estilo desde luego no tiene parangón. Aun siendo bondadosa con el autor, la calidad literaria no es tan buena como la del catalán.
Es cierto que yo no soy ninguna entendida y hablo por mis propias conclusiones. La novela no me parece ningún best-seller, aunque no me ha disgustado, ya que cumple su papel: entretenimiento y misterio, sin grandes alardes prosaicos.
El autor es Jerónimo Tristante (desconozco si éste es su nombre real o es un seudónimo), quien curiosamente no es hombre de letras, sino que es profesor de Biología y Geología. Ha escrito otras dos novelas de otros géneros literarios tituladas "Crónica de Jufré" y "El rojo en el azul". El misterio de la casa de Aranda es su primera obra dentro del género de la novela de misterio, y en ella Víctor Ros investiga su primer caso.
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