Este es Lolo, mi perrillo. Él en realidad no se cree perro; por eso cuando va por la calle pasa olímpicamente de los demás, porque debería haber nacido en la corte del rey Nicolás III, pero en realidad nació en Tenerife y ahora vive en Palencia. En casa nos hacemos de rabiar mutuamente; de ahí los múltiples moretones que tengo en los brazos. Sé que cuando me muerde no lo hace de mala fé, es de pura alegría que te clava sus colmillitos. Si es que somos como hermanos. Yo le persigo por toda la casa y él se vuelve loco y empieza a corretear de aquí para allá, metiéndose bajo las sillas (quizás debería apuntarle a carreras de obstáculos). Le doy achuchones sin parar, besos y más besos, y él intenta escabullirse. Pensará: ya está otra vez esta pesada...
¡Cómo lo voy a echar de menos cuando me marche! Porque desde que llegó a casa, somos otras (mi madre y yo). La casa ha perdido ese triste silencio que tenía entonces. Ahora sólo se oye Lolo no muerdas eso, Lolo no te subas a la cama, Lolo no te comas el relleno del cojín, Lolo sal de ahí, Lolo por allí, Lolo por allá. Es el niño mimado de la casa. Como nos vea César Millán, nos va a echar la bronca del quince.
¡¡Lolito, guapo. Eres el mejor!!
A Lolo le gusta echar la siesta más que a mi, ¡que ya es decir!
Es Precioso... Ofú, ya mismo estoy yo diciéndole a Piña: "Piña, no muerdas los zapatos" "piña, sal de debajo de la cama" "piña no te comas las porquerías del suelo"...
ResponderEliminarDale muchos besitos antes de irte y llévate muchas fotos jeje
que monada!!!
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