Bienvenida oficial a los nuevos residentes

Hoy, los nuevos residentes del hospital Príncipe de Asturias hemos tenido nuestro acto oficial de bienvenida. Muchas ilusiones, promesas, buenas intenciones... seguidas del comentario irónico de mis compañeros de servicio: ¿te has creído algo de lo que han dicho? Ilusa.... Lo mejor del evento, el aperitivo: un montón de canapés, bebidas y pastelitos. Para compensar lo que seremos puteados de ahora en adelante.

Lo bueno de hoy es que ha sido un día en el que por fin he podido codearme con gente. Estaba comenzando a sentirme un bicho raro aquí sola, en una ciudad que no conozco, yendo al hospital sin terminar de trabar amistad con mis R mayores que aún me miran como un elemento hostil que perturba su rutina.

Tengo el problema de ser nueva en la ciudad y ser la única residente de primer año de mi servicio. En otras áreas, al ser varios co-residentes nuevos en la misma especialidad, ya se han hecho amigos entre ellos, y la mayoría ya se conocían de antes por haber estudiado en la facultad de Alcalá juntos. En el hall junto al salón de actos ya se iban viendo los grupitos: ginecólogos por allí, pediatras por allá, hematólogos por el otro lado, Fires, Pires... y luego yo, que iba de un grupito a otro como mariposa de flor en flor, intentando conocer y darme a conocer. La pregunta típica para romper el hielo era la de: ¿y tú de qué eres? Como aquel anuncio de kas naranja.

A eso de las 15.00 decidimos formar un grupo para ir a tomar unas cañas. ¡Al fin vida social! Y por lo menos hoy he vuelto a casa con la sensación de que ya conozco a gente en el hospital.

La otra cara de la moneda del día: ya tenemos que fijar fechas de guardias. ¡¡Horror!! Yo que vivía en mi mundo de fantasía e ilusión creyendo que no tendríamos guardias hasta julio... pero no. Comenzamos ya en junio a hacerlas, el lunes que viene. Y la mejor noticia (pánico, sudor frío, retortijones): rotaré por urgencias los meses de junio y julio. ¡¡Mamaaaaa!!