sábado, 30 de octubre de 2010

Hogar, dulce nuevo hogar...

Escrito el 30 de Julio de 2010

Mi nueva casa, un pasito más en mi escala de Maslow particular.

Me siento realmente feliz de poder disfrutar al fin de una casa en la que vivir sola, y presumo de ella como las mamás que muestran las fotos de móvil de sus retoños. No es que sea un palacio, pero es un apartamento de tamaño ideal para mi, con aire acondicionado y piscina comunitaria. ¡Para qué pedir más!.

Hasta ahora compartía piso, y aunque mis compañeras eran agradables, no veía el momento de alcanzar esta bendita soledad. Casi no me creo tener una casa en la que poder moverme a gusto, sin gente peleando por el cuarto de baño por las mañanas (con el mal humor que tengo a esas horas…), donde yo decido los momentos de ruido y los de silencio, en la que no hay riesgo de abrir la puerta del cuarto y encontrarse novios y amigos de otros durmiendo en el salón. Un hogar donde puedo estar a solas conmigo. Y es que me encanta mi propia compañía, qué le voy a hacer, soy así de chula.

Me estiro en la cama de matrimonio y pienso: ¡qué de espacio, nunca tuve un dormitorio tan grande! Es una sensación tan buena… que espero que dure mucho tiempo. Puedo decir que he avanzado un paso más a lo largo de mi camino en busca de la plenitud. Os parecerá una tontería, pero llevo muchos años de mi vida esperando este momento.

Es lo que tiene ser un poquito antisocial.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la independencia. Yo tengo el caso contrario de pasar a vivir solo a tener que compartir, afortunadamente con familia.

    Abrazo

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  2. Te leo y casi puedo disfrutar de esa soledad. Yo sólo disfruto de pequeños momentos de soledad cuando la casa duerme.

    Saludos, me encanta tu blog.

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Gracias por tu mensaje. Siempre me hace ilusión saber que alguna persona, en algún lugar, se siente interesada por algo de lo que aquí escribo.