El día de Navidad estuve en un spa (ya sabéis, esos balnearios donde hay piscinas, chorros de agua, masajes, etc), y me vinieron a la mente estos versos... Creo que se nota que soy Piscis, estoy como pez en el agua.
Agua. Todo es agua.
Crepita en mis venas el licor invisible,
las burbujas de cristal disuelto
se empujan entre carne y huesos,
rugen más fuertes que el volcán,
acarician suaves como el viento.
Soy el líquido elemento, soy agua.
Soy el reflejo de la transparencia infinita,
el lamento cálido del aliento frío.
Estoy ahí, escondida en la corriente
dibujada por la inmensidad que fluye
entre mis piernas, entre mis brazos,
como tu boca, como tus brazos.
Soy la fuerza, la presencia.
El fluir incesante de la vida misma,
el nacer de un sentimiento, el morir de otro.
Soy el agua que mueve el universo.
Agua. Todo es agua.
Infinita, diáfana, transparente, líquida,
como el cielo montado a caballo,
el llanto y la risa de la madre tierra.
Tú y mi boca, mi piel, mis ojos,
amantes desde el tiempo remoto.
Retumbando en la altitud
caes bendita sobre nosotros.
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