El alemán, por completo desconocido para mí. El inglés, del que sabía mucho cuando era adolescente, un tanto oxidado. Francés, escaso. Pero no escribo este post para hablar de los idiomas que no sé. Es un post para hablar del amor, o de la amistad, o de todo aquello que nos hace pensar que alguien es especial.
A veces hacemos introspección y nos encontramos perdidos en relaciones perniciosas que nos quitan el sueño, nos angustian, nos corroen de celos o de incertidumbre. Relaciones insanas, dañinas. Creemos que al sentirnos así estamos amando con todas nuestras fuerzas, pero lo único que hacemos es consumirnos, y desgastarnos. Alguien que nos hace sentir así, no puede ser especial.
Alguien es especial cuando consigue, aun sin proponérselo, lograr un cambio positivo en nosotros. Una persona que, por su forma de ver la vida y de mostrártela, te hace sonreír en lugar de llorar. Alguien que, por su sabiduría y su cultura, te inculca cierto ímpetu por aprender más. Un individuo que, por su fé, te hace creer. Un ser que, al compartir su alma contigo, hace crecer la tuya.
Hace poco he conocido a alguien especial. Me aportó el deseo de aprender alemán. Ese es su regalo, algo que no tenía hace poco. Aunque algunos no lo sepáis, poseer el deseo de aprender algo nuevo es el mayor tesoro con que cuenta una persona para seguir creciendo. Y mis primeras palabras aprendidas han sido esas: ich liebe dich, te quiero. ¿Qué mejor forma para comenzar un idioma?
Evolucionas tan bien en la sutilidad y la serenidad como en el lado oscuro.
ResponderEliminarEres una gozada de escritora.
Me alegro que encuentres humanos por los que vale la pena aprender algo.
Has vuelto a crear un sitio genial.
Un beso, guapísima.
Buen sexo.